La historia del emprendimiento de Nikki Wood es como su mismo juego, un paso a paso. Aquí cuentan cómo aprendieron a escoger madera de calidad, luego de tener mermas importantes, para llegar a sus bloques de madera con distintos diseños, pintura de pizarra y tiza. Eso es lo que propone Nikki Wood para fomentar la creatividad de los niños y potenciar su desarrollo integral.

 

“Tengo ganas de hacer algo. Emprender con algo”, dijo súbitamente Bernardita Montt ─administradora de empresas─ a su amiga Constanza Benavente ─actriz─ cuando iban de camino a las chanchas para jugar a la pelota. “¿Pero cómo qué?”, le pregunta ella. “Hay una feria de Navidad en mi ex colegio y podríamos instalarnos con algo”, responde Bernardita.

 

Entonces Constanza le contó que tenía unos trozos de madera en la casa. Le pidió a su marido que se los cortara en pequeños pedazos dándoles forma geométrica. Ella los pintó con pintura de pizarra, sumó tizas y se los pasó a sus hijos como si nada: “Fue un éxito. Mis hijos pasaban horas y horas jugando, construyendo y dibujando por el lado de la pizarra”.

 

Constanza le mostró los bloques a Bernardita y ésta se los mostró a su hermana psicopedagoga. Ambas los encontraron increíbles. Esa Navidad de 2014 decidieron probar y se instalaron con un stand en la feria del ex colegio y vendieron absolutamente todo. “Mejoramos las piezas, diseñamos un logo para la empresa, tarjetas de presentación, etc. Y fuimos bien recibidas por estos detalles”, cuenta Bernardita. Constanza agrega: “Educadoras de párvulos y psicólogas se empezaron a interesar. Prendimos y nos pusimos a postular a fondos, a armar el modelo de negocios, nos pusimos a trabajar con el Centro de Emprendimiento de Lo Barnechea, nos pusieron tutores, fuimos a charlas”.

 

Y ahora están 100% dedicadas a Nikki Wood, así se llama su emprendimiento. Nikki Wood ofrece cuatro sets de juegos, que consisten básicamente en piezas de madera bien perfiladas –cubos, cilindros y otras figuras de geométricas– que tienen pintura de pizarra en sus caras o simplemente dejan a la vista la madera y sus hermosas vetas.

 

“Descubrimos el mundo de ser fabricantes, porque la madera cambiaba a cada instante, todas las veces era distinta. Algunas veces se hinchaba o se doblaba. No tenía el mismo comportamiento. Al principio tuvimos muchas mermas”, confiesa Constanza.

 

¿Cómo solucionaron la irregularidad de la madera?

─”A pulso tuvimos que aprender”, responde Bernardita. “Optamos por distribuidores que tuvieran madera de calidad, volumen y donde se pudiera elegir. Y ahora sabemos incluso elegir por vetas también”, agrega.

 

“Los niños valoran las vetas”, dice Constanza. “Trabajamos también con niños con síndrome de Down, con problemas fonoaudiológicos y también las aprecian. Porque hoy está todo tan industrializado que la madera ya no parece madera”.

 

Las fotos que ilustran este artículo grafican un poco la versatilidad del juego. Es una mezcla entre construcción y dibujo. “El niño planifica lo que quiere hacer, luego lo ejecuta jugando y luego lo desarma porque se acabó el proyecto. No tiene miedo. Es ensayo y error”, dice Bernardita. “Y ahí vas trabajando la frustración, porque se cae y lo vuelves a construir. O puedes construirlo para que se caiga también”, agrega.

 

Las posibilidades son infinitas. Se pueden hacer pistas de carreras, aeropuertos, ciudades con sus puentes, la arquitectura de una casa montando las piezas y sus detalles dibujados sobre la pintura de pizarra, como son sus puertas y ventanas, flores, cohetes, personas. Y los padres también se involucran. “Hacemos talleres donde incorporamos a los papás. Los niños empiezan a jugar al tiro, pero los papás al principio están pensando en el mail hasta que descubren el juego. Nosotros como adultos hemos perdido la oportunidad de trabajar con cosas concretas. Estamos siempre pensando en ideas. Pero de a poco papás e hijos empiezan a co-crear con materiales. El adulto, que parte distante, se sorprende de cómo se mete en el juego echando mano de este material noble y cálido que es la madera”, narra Constanza.

 

Los sets tienen precios accesibles. “Nuestra utopía es que todos los niños tengan un Nikki Wood. Y eso no lo podemos lograr con un producto caro”, explica Constanza.

 

Uno de los sets, el más grande, es un mueble que viene con las piezas y un manual de 80 ejercicios divididos en áreas de aprendizaje: matemáticas, lenguaje, conciencia social y habilidades motoras. A ellos se suma una capacitación que hacen Bernadita y Constanza.  Y todos los sets vienen con un folleto y sus respetivas tizas.

 

“Nosotros inventamos el bloque de madera con pintura pizarra”, dice Constanza. “No es un invento de la NASA, pero curiosamente no existía nada así. Y la gente nos dice que novedoso pero simple”, añade Bernadita.

 

Otro perfil interesante de Nikki Wood es que sus proveedores son sólo emprendedores, pequeñas empresas, y todas chilenas, salvo para el caso de la tiza, porque dicen que no han podido encontrar de calidad. Y tienen distribuidores en varias ciudades de Chile.

 

En la Semana de la Madera 2016 estarán con un stand donde no venderán nada, sólo realizarán talleres, uno organizado para los niños de la Junji y otros para público general. “A los niños les vamos a plantear un proyecto y ellos tienen que dialogar para encontrar la mejor forma de hacerlo, es decir, buscar soluciones. Luego elegirán los bloques necesarios para construir ese proyecto”.

 

Más información en www.nikkiwood.cl