El director de Madera21 habla de los objetivos que inspiran la Semana de la Madera 2016, evento que se realizará entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre en la Estación Mapocho y que ‒con un variado programa de exposiciones, seminarios y talleres, además de los concursos‒ busca convertirse en un referente internacional de la promoción de este material.

 

¿Por qué decidieron dedicar los concursos de Diseño y Arquitectura de este año a los jardines infantiles?

‒Los temas se discuten año a año en función de la necesidad y contingencia, y abordar el del mobiliario en educación nos pareció necesario. La propuesta fue muy bien recibida por la Junji (Junta Nacional de Jardines Infantiles), ya no solo limitada a los muebles, sino también, de manera más amplia, al uso del espacio para la educación. La idea es trabajar en la aplicación de un buen diseño al tema educativo.

 

Pero ese mismo mobiliario se podría haber diseñado en metal también… ¿Por qué hacerlo en madera?

‒Porque es más amable. Si haces la prueba y tocas un trozo de madera siempre va a estar más temperado que otros materiales de construcción. Si tocas el plástico, será frío en invierno y caluroso en verano. El hormigón es muy frío, y con el fierro pasa lo mismo. La madera es más empática y natural. Es casi el encuentro entre un ser vivo, la madera, y otro ser vivo, la persona. Para el Concurso de Arquitectura se aplica la misma idea. Hace unos 8 o 10 años se hizo a través del Centro de Innovación UC-Corma un jardín infantil a base de madera, la sala cuna Rucalaf, en la comuna de Villarrica. Se han testeado sus condiciones y el balance ha sido positivo en varios aspectos. Primero, el ambiente al interior de la sala es bastante más sano: menos humedad, los niños se resfrían menos, hay menor necesidad de consumo de calefacción. Como dato, según estadísticas de Integra para el año 2014, el promedio de asistencia a Rucalaf fue de 72,4%, en circunstancias de que para el resto de la comuna fue de 66%.

 

En el caso del Concurso de Innovación, las temáticas incluyen también el desarrollo de servicios y modelos de negocios. ¿Por qué?

‒El concepto de “innovación” puede referirse a un producto, servicio o modelo de negocios, o incluso a una combinación de todas las anteriores. Por ejemplo, puede haber innovación en la forma de cosechar, en la forma de transportar la madera, en la forma de comercializar una línea de muebles. Chile es hoy una referencia mundial en cuanto industria forestal, sin embargo no somos considerados como un referente en lo que se refiere a innovación en modelos de negocio. Entonces la pregunta que debemos hacernos es quién protagonizará el boom de la madera en el mundo. Y claramente debiéramos ser nosotros: Chile.

 

Ustedes definen el público objetivo de la Semana de la Madera como profesionales, gente de la industria, estudiantes y el usuario final. Es decir, ¿apuntan a toda la cadena?

‒Queremos ir ampliando el público objetivo año a año. Nosotros partimos muy ligados al mundo de los profesionales, arquitectos, diseñadores, ingenieros, constructores, estudiantes y docentes. Después nos fuimos extendiendo a instituciones públicas, privadas, empresas y entidades que giran en torno a la madera. Y ahora queremos llegar al usuario final, que es quien demanda el uso de la madera. Para que esto ocurra, debe existir una oferta confiable, y esa oferta confiable la hacen los arquitectos, los ingenieros, los constructores, los carpinteros y las industrias. Es necesario que haya un encadenamiento profesional, que existan normas y productos de calidad. Por eso este año queremos hacer workshops con jóvenes, con niños, que son personas que empatizan mucho con la madera. Queremos que el encadenamiento vaya desde los profesionales hasta el usuario final.

 

¿Qué expectativas abrigan para esta décimo primera versión?

‒Estamos expectantes. Se ha venido haciendo un trabajo bastante riguroso con los cuatro concursos. Queremos desarrollar firmemente la ingeniería y la innovación en madera, va a haber exposiciones y seminarios muy potentes este año. Queremos que la Semana de la Madera se transforme en un referente sudamericano, americano y mundial. Chile es un país forestal. Por eso es necesario hacer un llamado para que la gente se sume, que muestren y compartan lo que se está haciendo. Una invitación sobre todo a los profesionales jóvenes, para que sus carreras se orienten hacia la madera.